Muchos recordarán el sabor, la textura y el color de esos riquísimos panes que sus hijos llevaron a casa.
Este trabajo, además de favorecer la cooperación grupal, fue muy útil para observar la importancia de respetar la proporcionalidad en los ingredientes que utilizamos para cocinar. Además usamos vasos graduados, como instrumentos de medición y afianzamos el uso de números fraccionarios en el contexto de la medida, familiarizándonos más con algunas unidades de masa y de capacidad.
Disfruté mucho de esta experiencia junto a mis tres compañeros de trabajo y a nuestros 51 alumnos, pero la pobre cocinera de la escuela quedó tan agotada, que esa noche para poder dormir, en lugar de contar ovejitas, ¡¡contaba pancitos!!
